13.7.11

Del principio creador.

Dios no existe, dice el viajero en el tiempo. Convive desde hace tiempo con una infame crisis de fé que lo atormenta. Solo es real lo tangible, dice, y Dios es, en el mejor de los casos, una metáfora. 

Pero el viajero sabe que hay tanto dogma en afirmar que Dios es falso como en aceptar ciegamente su divinidad: él necesita pruebas de lo saquen de una vez por todas de esa duda espiritual. De pronto, una idea: usará la máquina para conocer al hijo de Dios, al dios de carne, mirará de cerca sus milagros y sólo ahí tomará su decisión.

Así, con esperanza renovada, impetuoso y descuidado, el viajero reconfigura a toda prisa la máquina del tiempo y teclea en la pantalla "1 A. de C."; desea presenciar el nacimiento del Cristo mesías.

La máquina, aún imperfecta, interpreta la "C" como Creación, y lo transporta antes del más novísimo universo, al instante que antecedió al Big Bang.

El viajero, sin quererlo, ha salido de la burbuja de la realidad; yace perplejo en la nada atemporal. No hay luz ni oscuridad, no hay espacio, no existe la existencia. Sin intención, el viajero ha escapado a toda posible ley.

Súbitamente, el viajero lo entiende: es su turno de convertirse en Dios.


-LuMmo