Aquel día en que el hombre gris vio que a su hijo le crecía una pluma de purísimo blanco en la espalda, tuvo, por deber cívico, que arrancarla inmediatamente. Al notar la miradita extrañada y adolorida del niño, le colocó un billete entre los dedos y, viéndolo a los ojos, le explicó sus razones:
- Tráeme unos cigarros.
-LuMmo.
- Tráeme unos cigarros.
-LuMmo.
6 comentarios:
Excelente pequeño texto... aunque debo decir que me recordó mucho a una película altamente lacrimógena de un angelito que se sometía a una operación para quitarse las alas... Recuerdo y lloro.
tienes que ver " historias del desencanto "
ya escribe, no?
Jaja, a mi me recordo al personaje de los X men. el padre que se siente frustrado porque su hijo es mutante. Aunque, claro, haciendo una lectura un poco más mamona, podria tomarse el texto como una herejía de estilo neorrealista.
Déjalo en los XMen.
-Chido que ya andes por acá.
ah, que la chingada, pinches padres, queriendose vengar con uno.
allá ellos
y nosotros
Publicar un comentario