Defendí que el mundo no era más que un montón de consecuencias entrelazadas, que a veces tomaban el rostro de azares y otras sólo un goteo de buena suerte.
Hoy moría este blog.
Debe ser una mierda que la fecha de tu ejecución coincida con la de tu cumpleaños, pero así le iba a pasar al pobrecito. Hincado en el patíbulo, soplaba su segunda velita mientras imaginaba su encabezado de rana rodando por el suelo.
Cerca de la hora fijada para la ejecución, llegó lo que jamás habríamos anticipado: una orden de clemencia apuradamente escrita en una servilleta, de mano de alguien que jamás habríamos imaginado que otorgaría tal documento.
¿"Y qué (o cómo) se supone que escriba"? A toda respuesta un "No me obligues a obligarte". Esas palabras fueron tan absurdas, divertidas y amenazantes que prefiero mantener el blog un rato más, mientras descubro qué quiso decir quien firmó la servilleta. Pura precaución.
Lo demás, sin novedades.
- LuMmo.
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