Dicen los que de esto saben
que tu distancia de palma a palma es mayor que el universo
y nuestras convenciones no sirven de referente:
la amplitud extacta entre tus brazos se mide
en pétalos de rosa,
en letras sencillas
y palabras compuestas,
en promesas acalambrándose de frío,
en tu nombre eslabonado a mi silencio,
en la línea que baja por tu vientre,
en duraznos madurando,
en los vaivenes de algún péndulo entristecido,
en gotas de cobardía, odio, pecado, angustia... ...
y mis pupilas que se abren para mirarte toda
(que hermosa eres...)
y una noche cualquiera,
como esta, como esa,
tú y yo decidimos arrancar las alitas,
una a una, a un enjambre de preguntas;
dejar la vida de murmullos y amanecer nuestros;
compartir madres cuarteadas;
desear lo eterno
(jugar a lo infinito);
improvisarnos pentagramas, notas, silencios, cuadratura precisa;
beber sidra de vagina corazón de manzana;
volvernos lienzo, fotografía en claroscuro, difuminados, resplandecientes,
libres de párpados,
corromper las esperanzas.
Y al final, una sonrisa, sol de media luna.
Al día acabado, algo parecido a una derrota
(cubierta de escamas, de plumas ¿quién lo sabe?)
o a un horizonte para acostarse y apoyar los codos...
PD...
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