Sabes que sólo hay dos formas de despertarme, y una es la tuya, la privada, la del aliento.
Me gusta la sensación de asincronía en mis latidos; y el desconcierto de la nueva vigilia; y las huellas de lo que hiciste mientras dormía.
-Me gustan tus muslos susurrándome al oído que ya no hay sueño que valga-
Por ensayo y error, a ley de efecto y constancia, conoces mi mapa neural. Soy tu hipótesis nocturna. Me contrastas, te diviertes, resuelves tu dilema y yo termino siendo un laberintito en geodésica, sencillo, aburrido, insomne.
Me gusta que armonices tus dos compases: El que me toma como eje para trazar círculos de tierra y el que oscila sobre mí en silencios pendulares.
Cerca ya de la inconsciencia, me empujas y marcamos el final a este recuerdo. Vuelvan los colores, las sombras, los sonidos.
- Que descanses - digo. No es una descortesía ni el sello de la distancia. Es un deseo limpio: que tu sueño viva para matar el mío.
- LuMmo.
4 comentarios:
Oye la mía: me gusta.
qué bella la línea con la que cierras el post y que bello todo el relato que me encuentro hoy. hace mucho no pasaba y me da un gusto tremendo leerte. como siempre.
Un beso mi señor.
Ay, cabrón, uno no se puede ausentar por 6 meses porke hasta el LuMmo retacha a tragarluz...
Chingón, hermano, sobra decir ke eso de los muslos me latió.
MJM
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