¿Cómo se juega a esto del amor?
Alguna vez, cuando sabía escribir más -o, al menos, cuando aún no admitía que no lo sé hacer-, planté un textito que comenzaba diciendo "Que pinches son las relaciones de pareja, ¿no?" Y de ahí partía dando círculos sobre la idea, que terminaba resultando convincente, hasta que en uno de los tumbos daba un viro sutil y terminaba haciendo saber que todo el ácido úrico se debía a que no hallaba destinataria para mis deseos más y/o menos lúgubres.
Me acuerdo, y quien me conozca de entonces no me permitirá mentir, que al ser leído en público era uno de los más vitoreados -menos ignorados, pues- de entre todos los que traía en mi racimito.
Esto recién me puso a pensar que tales manifestaciones de psicosis colectiva no se deben más que a una terrible realidad: no tenemos una puta idea de como se juega a esto del amor. Salvo los bien contados asegunes, entre los que la cuento a Ella, los demás andamos desbrujulados, mirándonos entre nosotros con cara de desconcierto.
Ayer mismo, sin ir más atrás, me encontré con la estupenda noticia de que hay una pareja más en el mundo: ella, feliz y radiante, me pedía que le diera razones para saber que estaba haciendo lo correcto (perdón por el balconazo. Ja). Por supuesto, sólo pude responderle lo que cualquiera medio sensato diría: who knows? who cares?. A él no tengo el gusto de conocerlo, pero debe ser un tipazo, porque ella está enamorada hasta el tuétano.
Entonces, resumiendo: ¿Cómo chingaos' saber que estamos haciendo lo correcto?
Sencillito: si estamos enamorados hasta el tuétano, como la ella de la historia, me late que la vereda no anda tan errada.
-LuMmo.
PD. Sí, ya sé que este post es la más pinche cursilería que se me pudo ocurrir. Meh!.. total, vale madre. Quien lea esto es porque ya leyó lo demás. Besitos.
Alguna vez, cuando sabía escribir más -o, al menos, cuando aún no admitía que no lo sé hacer-, planté un textito que comenzaba diciendo "Que pinches son las relaciones de pareja, ¿no?" Y de ahí partía dando círculos sobre la idea, que terminaba resultando convincente, hasta que en uno de los tumbos daba un viro sutil y terminaba haciendo saber que todo el ácido úrico se debía a que no hallaba destinataria para mis deseos más y/o menos lúgubres.
Me acuerdo, y quien me conozca de entonces no me permitirá mentir, que al ser leído en público era uno de los más vitoreados -menos ignorados, pues- de entre todos los que traía en mi racimito.
Esto recién me puso a pensar que tales manifestaciones de psicosis colectiva no se deben más que a una terrible realidad: no tenemos una puta idea de como se juega a esto del amor. Salvo los bien contados asegunes, entre los que la cuento a Ella, los demás andamos desbrujulados, mirándonos entre nosotros con cara de desconcierto.
Ayer mismo, sin ir más atrás, me encontré con la estupenda noticia de que hay una pareja más en el mundo: ella, feliz y radiante, me pedía que le diera razones para saber que estaba haciendo lo correcto (perdón por el balconazo. Ja). Por supuesto, sólo pude responderle lo que cualquiera medio sensato diría: who knows? who cares?. A él no tengo el gusto de conocerlo, pero debe ser un tipazo, porque ella está enamorada hasta el tuétano.
Entonces, resumiendo: ¿Cómo chingaos' saber que estamos haciendo lo correcto?
Sencillito: si estamos enamorados hasta el tuétano, como la ella de la historia, me late que la vereda no anda tan errada.
-LuMmo.
PD. Sí, ya sé que este post es la más pinche cursilería que se me pudo ocurrir. Meh!.. total, vale madre. Quien lea esto es porque ya leyó lo demás. Besitos.